Mi último partido

El encuentro ya había comenzado. Estaba cansado. Recuerdo que ese día fue agotador. Deseaba que el partido se termine rápido para irme a mi casa a descansar. Una pelotita se cruzó en el medio de un punto, pero como quería que finalice pronto, le dije a mi rival que no me molestó, aunque en realidad desvío mi atención. En el último set, ya me puse a pensar qué iba a hacer para cenar…

Estaba en piloto automático. Jugué como si me diera lo mismo ganar que perder. Sin una estrategia, sin interés. Tal vez, algo desbordado por problemas pasajeros que agudizo sin sentido y que perjudican mi rendimiento.  Tal vez, desmotivado porque mi rival tenía otro nivel al mío. Siempre es fácil encontrar un motivo para justificar una actitud indebida, pero realmente yo no detecto uno real para ese momento.

Hoy, en cuarentena, a meses de ese episodio, me replanteo aquella actitud. Esa misma que tuve en mi último partido antes de que se decretara la Emergencia Sanitaria. Así me despedí de forma involuntaria y provisoria del deporte que tanto amo. ¿Cuánto daría por cambiar aquella imagen? Todo.

Me acuerdo de mi primera competencia, mi primer podio, el apoyo incondicional de La Legión y todos sus jugadores; como también recuerdo cuando me frustraba muchísimo por perder un partido, por tirar varias pelotas afuera o por diferentes circunstancias del juego que me desbordaban.  Lo curioso es que esos momentos negativos hoy los veo como algo positivo debido a que reflejan lo importante que es el tenis de mesa para mí. Y ahora, que no lo puedo practicar, me di cuenta que esta es una pasión que muy pocos tienen, pero que es mucho más grande que lo que muchos se imaginan.

Van más de 90 días de cuarentena obligatoria y La Legión no para de realizar actividades para que todos sigamos estando juntos y atravesemos este momento como lo que somos: una familia. Desde clínicas teóricas (saque y recepción, reglamento de juego, etc.), como entrenamientos físicos virtuales hasta actividades por fuera de lo tenismesísitico como jugar a distintos videojuegos online.

Ahora entiendo mucho mejor los objetivos del club y son éstos los que hacen que sea único.  Además de brindar excelentes clases de tenis de mesa gracias al gran trabajo de todo el staff técnico, La Legión tiene otro objetivo: formar amistades, y estoy seguro que de esa manera el club logró el éxito y reconocimiento que tiene en la actualidad.

Por todo esto y más, le agradezco al club que nos permita a todos formar parte de esta gran familia que no para de crecer. Gracias Legión, ya nos vamos a volver a ver y estoy seguro que no voy a volver a jugar en piloto automático.

Este último partido fue el cierre de una etapa y el inicio de una nueva.

Por Gonzalo Montanari (ig: gonzalomontari)